Pasamos 2 noches en el náutico de Vigo, donde aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad y rellenar la despensa del barco.
Los amarres del puerto no tienen finger, el amarre de proa se realiza con un cabo guía instalado en la plaza. Supongo que era el método original, pero era la primera vez que lo veía. Tiene sus pros y su contras: mayor número de plazas por pantalán, peor acceso al barco. Como tienes que entrar por la popa o proa, según amarres, muchos grandes veleros tenían instalado en el pantalán una escalera para poder acceder. Supongo que no lo pueden cambiar por modernos pantalanes porque se quedarían sin muchas plazas y viendo lo marineros que son en la Ría de Vigo habría una revuelta.
El precio por amarre es de 16€, más 10€ de fianza por la tarjeta de acceso al pantalán.
En uno de los edificios del club tenen biblioteca y sala para acceso a internet, enorme y con buenas vistas. En la misma planta hay un restaurante que ofrece menú del día a 9€. Tenía buena pinta, pero nosotros nos montamos una churrascada en el barco: parrilla eléctrica, 2 botellas de vino y un buen amigo que nos acompañó en esa jornada. Un lujo a precio de mochilero.
Los baños aunque antiguos están bien, pero eso sí, lejísimos. Así que si hay prisa, mejor ir al de un bar de la zona.
Aquí amarró junto al Naos un barco francés que iba hasta Oporto. Eran 3: el padre, el tío y la hija. Una niña salvaje, como le llamó el patrón, que apareció montada en la botavara. Salvaje en el buen sentido: morenísima, rubísima, llena de vida. Estaban aprovechando las vacaciones escolares para el viaje. La verdad, es que la mayoría de los barcos de tránsito que nos encontramos son franceses. Parejas de jubilados, parejas jóvenes, familias con varios niños, ... Dan envidia. ¿cuanto tiempo llevarán navegando? ¿de donde vienen y a donde irán?
El concepto de "Alianza de Civilizaciones" debería obligar a todos los náuticos tener un pantalán de tránsito bien definido para que la gente se relacionara (normalmente te meten donde pueden). Sería muy enriquecedor.
A mariñeira
Los baños aunque antiguos están bien, pero eso sí, lejísimos. Así que si hay prisa, mejor ir al de un bar de la zona.
Aquí amarró junto al Naos un barco francés que iba hasta Oporto. Eran 3: el padre, el tío y la hija. Una niña salvaje, como le llamó el patrón, que apareció montada en la botavara. Salvaje en el buen sentido: morenísima, rubísima, llena de vida. Estaban aprovechando las vacaciones escolares para el viaje. La verdad, es que la mayoría de los barcos de tránsito que nos encontramos son franceses. Parejas de jubilados, parejas jóvenes, familias con varios niños, ... Dan envidia. ¿cuanto tiempo llevarán navegando? ¿de donde vienen y a donde irán?
El concepto de "Alianza de Civilizaciones" debería obligar a todos los náuticos tener un pantalán de tránsito bien definido para que la gente se relacionara (normalmente te meten donde pueden). Sería muy enriquecedor.
A mariñeira
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